Recorremos el camino del Adviento…pero con la mirada puesta en aquel Niño que nace. Y así, como niños también nosotros, nos dejamos contagiar por la alegría de los villancicos, por la gracia del cante y de las palmas, y el duende de Sebastián Vilches y su gente durante la Zambombá flamenca del viernes pasado.

Con un ambiente excelente de alegría y fiesta, de cordial fraternidad que anunciaba la Navidad que se aproxima, nos unimos a las voces de los músicos cantando también nosotros los villancicos populares que todos conocemos.

Se vendieron dulces navideños, elaborados por las monjas de los conventos de Jaén, las que hacen su trabajo con los ojos y el corazón puestos en el Cielo, y a las medidas de azúcar y de harina añaden su oración constante. Se vendieron también platos decorados con motivos navideños y coronas de Navidad artesanales hechas por un grupo de amigas que brindaron así su particular esfuerzo. Trabajo que se hace ofrenda a favor de los demás… ofrenda que es plegaria agradecida… amor que se rinde y se arrodilla ante el Misterio de un Dios que se hace hombre.

Gracias a todos los que participaron e hicieron posible esta pequeña fiesta a beneficio de nuestras hermanas que, desde el otro lado de las rejas y con un corazón más libre que el nuestro, rezan a estas horas por nosotros, sumando su amor al Amor más grande.

(Carmen Cano)

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